- [email protected]
- 14 de agosto de 2022
El humorista David Suárez ha sido absuelto por la Audiencia Provincial de Madrid tras ser denunciado por haber generado “dolor” y “daño gratuito” tras realizar en Twitter humor con personas con síndrome de Down.
La sentencia explica que un chiste nunca puede ser castigado penalmente, y que incluso un delito de odio “requiere algo más que un sentimiento de rechazo“, algo que no observan en el tuit publicado por David Suárez en el año 2018.
“Por muy desagradables, detestables, molestos, de mal gusto, incorrectos que nos parezcan los términos utilizados en el tuit, que nos generan rechazo y entendemos que a las personas aludidas las ofenden y duelen, ello no implica que nos encontremos ante una infracción penal“, continúa la sentencia, en referencia al tuit que el humorista publicó en abril de 2018.
El otro día me hicieron la mejor mamada de mi vida. El secreto fue que la chica usó muchas babas. Alguna ventaja tenía que tener el síndrome de down.
— David Suárez (@DavidSuarez_V) April 18, 2019
En el juicio, celebrado este noviembre, el cómico aseguró que el tuit era “un chiste más” en su cuenta de Twitter y que en ningún momento pretendía ofender a ningún colectivo de personas con síndrome de Down. Además, se dispuso a disculparse “a quien se haya podido sentir ofendido”.
Uno de los fiscales imputó al humorista por un delito de odio, y pidió un año y diez meses de cárcel y la inhabilitación de su trabajo por cinco años. Sin embargo, la sentencia explica que “el tuit enjuiciado ha causado dolor, ha generado un daño gratuito, sin que por otro lado entendamos que el acusado se haya disculpado pues no podemos considerar como tal el comunicado publicado en sus redes para justificar lo que denomina chiste de humor negro ante los rechazos y opiniones negativas en su contra, es más bien una explicación de su punto de vista tras los ataques recibidos”, y que por lo tanto no se puede condenar al humorista.
Asimismo, la justicia asegura que el tuit puede ser interpretado como una “obra de ficción” dada la profesión de la persona que lo publicó, por lo que nunca se busca “reproducir o reflejar la realidad“. Además, ya en el juicio declaró que es un cómico de humor mayoritariamente negro y que utiliza un “personaje ficticio” que “nada tiene que ver con su persona“, por lo que la justicia finaliza asegurando que la confrontación entre la libertad de expresión y el delito de odio “no implica que el odio en todos los casos deba ser delito“.